Con la incertidumbre del tiempo, pero con mucha ilusión, partimos hacia la Puebla de Guadalupe. Una jornada inolvidable, tanto por la belleza paisajística como por los conocimientos que nuestros niños-as adquirieron. Pequeños en edad, pero grandes en sabiduría y saber estar. Era sorprendente observar como se fijaban en cada detalle, hasta tal punto que iban por delante de las explicaciones que el guía del Monasterio nos contaba. Miradas llenas de asombro y entusiasmo, expresando, sin reparo, la alegría y el disfrute de todo lo que iban viendo.
Comenzamos la mañana con la visita a la oficina de turismo, donde nos explicaron todo lo referente a la Comarca de las Villuercas-Ibores-Jara. Nos hablaron del Geoparque y de todo el tesoro que éste guarda, detallando, en especial, importantes yacimientos paleontológicos considerados únicos en Europa. Las rocas de esta Comarca están interrumpidas por sistemas de fallas. Son muy reconocidos también los yacimientos mineros de Logrosán, Berzocana, Castañar de Ibor y Campillo de Deleitosa, Cuevas del Castañar, el relieve Apalachense y pinturas rupestres como las del Cancho de la Sábana o la Cueva Alvarez.
A las 12:00 h en punto y como estaba previsto, pasamos al Monasterio declarado Monumento Nacional Histórico Artístico y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. De estilo Gótico Mudéjar, con una iglesia del s. XV en la cual se venera en un hermoso Camarín la imagen de la Virgen de Guadalupe, destacando la Sacristía del s. XVII con obras del pintor extremeño Zurbarán. La visita se complementó con la entrada a los Museos que rodean el bello Claustro Mudéjar: Museo de Libros Miniados, de ropa sagrada, de reliquias y joyas de la Virgen y de pinturas y esculturas. En este último destacamos el Cristo de marfil y tres obras del Greco.
Con la misma ilusión que al inicio de la visita y después de más de una hora, decidimos tomar un tentempié en las escalinatas del Monasterio.
Minutos después pasamos a visitar a la señora María, quien alberga, en su propia casa, un Belén confeccionado por su marido y ella misma. Fue algo impresionante. Los niños-as no paraban de dar vueltas a su alrededor observando detalle a detalle, el día y la noche, las estrellas, la Luna y figura a figura, todas ellas de barro.
Continuamos nuestra jornada con un pequeño descanso en un parque próximo, donde Isabel, Diana, Juani y yo, junto con nuestros niños-as, comimos unos ricos bocadillos.
Ya con las mochilas más flojitas nos dirigimos hacia la fuente donde Cristóbal Colón bautizó a los primeros indígenas traídos de América y que está situada en la misma plaza. Allí recibimos a nuestros compañeros que venían andando por la ruta de Isabel La Católica. Unos aplausos bien fuertes recibían a padres- madres, maestros y alumnos-as de 3º, 4º, 5º y 6º, que triunfalmente entraban en dicha plaza sin advertir signos de cansacio y ansiosos de visitar el Monasterio y las salas del Museo.
Como colofón de esta jornada, nos ponemos en camino, con nuestro grupo de 1º y 2º , para desarrollar la última actividad programada: recorrer las pintorescas calles de esta puebla y visitar al señor Manolo, gran experto en la artesanía del cobre y el latón. Nos deleitó con sus enseñanzas a la vez que nos mostraba paso a paso dicha técnica. El trabajo consistió en confeccionar una sartén de cobre, que después regaló a los niños-as para que la trejeran al colegio como muestra de la visita y del buen hacer de este artesano.
Gracias a todos los que han hecho posible esta actividad, Oficina de Turismo, frailes y demás trabajadores del Monasterio, Sra. María, Sr. Manolo, padres- madres, maestros-as y como no a los alumnos-as, que fueron los verdaderos protagonistas y de los que debemos estar orgullosos por su ejemplar comportamiento durante todo el día.
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